lunes, 14 de octubre de 2013

Jóvenes indecentes


Un joven conducía su flamante coche de camino a clase, cuando una ciclista hizo un extraño, y tuvo que esquivarlo. -Por poco- pensó. Y en el momento en el que la adelantó sus miradas se cruzaron. Iba a su clase.

Él había llegado hacía veinte minutos pero no había podido aparcar hasta ahora. Cuando salía del coche, venía la ciclista que se había bajado de su vehículo para atarlo en una farola.

Ella lo miró, empezó a atar su bici de paseo, sonrió y después volvió a mirarlo y a sonreirle. -Deberías dejar de usar ese vehículo tan contaminante. Al fin y al cabo vamos a entrar en clase a la vez. No es tan rápido como parece.- Tanteó al joven. - En el coche se pueden hacer muchas mas cosas ademas de conducir calentito un día de invierno.- Intentó picarla. -¿Como por ejemplo?- Cayó en su juego -Como por ejemplo hacer el amor con una chica que va en bici.-

Ella sonrió, sabiendo que la había toreado. -No será con esta chica, cowboy.- A la vez que imitaba un acento americano.  El chico no se rindió -Has de saber, que para algunos psicópatas el follarse a una mujer medio muerta y golpeada también lo consideran “hacer el amor”. -“Touché”- Dijo ella acompañado de un gesto que hacía parecer que movía una ficha de ajedrez.

Su actitud cambió, tanto el del chico como el de la chica. -Mañana te toca ser la psicópata, cari.- Dolida en su orgullo se obligó a responderle. -Lo sé, y esta vez te ganaré.- Dijo con el entrecejo fruncido. Se dieron un beso, se cogieron de la mano y entraron a clase.

A tan solo un par de metros había un banco, y en él, un viejito. Todas las mañanas veía entrar a toda esa gente a la universidad. Y todos los días pensaba lo mismo.

“Si que son raros los estudiantes de criminología”.



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